No era nuestro plan inicial, pero las circunstancias hicieron que acabáramos escalando en la zona de Poncebos y el Cares, y la verdad es que nos encantaron las vías y la calidad de la roca de estas zonas.
Nuestro plan inicial era el Urriellu, y hasta allí subimos el viernes después de currar y del largo viaje. Todo pintaba perfecto, sol, aproximación al refugio muy ágil, pero al llegar allí el viento soplaba con fuerza. Lo habíamos visto en las previsiones, pero no le dimos mucha importancia. Nuestro mayor temor era que ese finde había una concentración de los equipos de Jóvenes Alpinistas a nivel nacional, y nos daba miedo que muchas cordadas quisieran hacer la Murciana. Aun así nos decidimos a intentarlo.
Me
hizo especial ilusión coincidir con los amigos del equipo de Jóvenes alpinistas
de la FEMPA y con Kico, con ellos coincidí en Taghia y posteriormente en un
viaje a Noruega, y es que son muy buena gente.
Tras una noche toledana en un vivac al raso, con vientos muy fuertes, ninguno de los dos teníamos esperanzas de poder escalar. Pero al abrir el ojo vemos cordadas que se están metiendo en diferentes vías de la Oeste (Murciana, Rabada y Almirante). Decidimos ir con calma y esperar a que las cordadas vayan avanzando, al verlos pensamos que igual la pared protege del viento, por la orientación. A las 6:50 ya hay una cordada en el pie de vía de la Murciana, nosotros llegamos al pie a las 8:45 y nos sorprende que todavía están en el primer largo. Esperamos para no atosigar, el viento arrecia y no lo vemos muy claro, pero ya estamos allí y decidimos intentarlo. El ritmo de estos escaladores es desesperante… “pero a donde van? Así no llegan arriba”. Escalo el primer largo y coincido en la R1 con un francés majete. Cuando empieza el segundo largo se cae de segundo… “¡pufff!!! Así no podemos ir…por que no llegamos arriba”. Ritmo caribeño y el viento arreciando, hace que decidamos bajarnos, no lo vamos a disfrutar, con mucho dolor de corazón… pero estas dolorosas decisiones a veces es importante tomarlas.
Rapelamos, recogemos y emprendemos regreso a Collado Pandebano. En el descenso, echando la mirada atrás, vemos que la cordada sigue a su ritmo… después de casi 4 horas escalando están en el tercer largo atascados… “menos mal que nos hemos bajado!”. Finalmente nos enteramos que ellos se acabaron bajando, ya no por el viento (que también)… a ese ritmo no salían en el día por arriba ni de coña. Creo que hay que ser consciente de donde te metes, yo he esperado mucho tiempo para meterme en este tipo de vías porque no me veía capacitado, pero bueno… eso son cosas de cada uno.
Hemos
hecho bien, reseteamos y buscamos opciones alternativas, el Urriellu y la
Murciana siempre estarán ahí.
La primera opción que barajábamos tenía que ser algo no muy largo, así que nos decantamos por esta buena vía en el Cueto los Mayaos, junto a la localidad de Camarmeña.
COMO
LLEGAR
Estacionaremos
en el Parking del Hostal Poncebos o alrededores. Tener en cuenta que es un
parking privado del Hostal, por lo que una consumición previa y otra al acabar
es una buena opción de agradecimiento.
https://maps.app.goo.gl/EAffQAMeRaDT3Rqg9
Sino, antes de cruzar el puente que da acceso al Hostal, hay zonas de aparcamiento, pero en función de las fechas y horas, es probable que sea difícil aparcar.
APROXIMACIÓN
En
una corta y cómoda aproximación por el antiguo camino a Camarmeña. Es un
antiguo camino tradicional que lleva a la localidad de Camarmeña y que se
inicia junto al Hostal Poncebos.
Tras
un ascenso, con varias zetas, poco después de la tercera curva a la izquierda,
hay una pedrera sobre el camino a nuestra derecha. A la altura de un hito
abandonaremos la senda, para ascender por el límite izquierdo de la pedrera,
siguiendo trazas de senda por la propia pedrera, que finalmente atravesamos
completamente en su parte más alta. Del otro lado continúa una senda herbosa
que sin perdida nos lleva al pie de vía.
La pared es visible en todo momento desde que iniciamos la aproximación, por lo que no hay perdida.
Para
situar el pie de vía localizaremos la característica fisura en media luna del
primer largo y al situarnos bajo ella localizaremos un cordino y unos metros
por encima, los primeros parabolts, en una zona herbosa, poco atractiva.
CUETO
LOS MAYAOS. PUENTE PONCEBOS. 100 m. 7a (6c obl)
Abierta
por Fernando Calvo, Marco Rodríguez, Andres Guilluy y Juan Luis Guilluy en el
2021.
3
largos en los que la roca es muy buena, salvo los primeros metros de la vía
donde la hierba y matojos entorpecen sensiblemente la escalada.
Me
dio la sensación que la vía no se repetía muy a menudo, porque en el último largo, una magnifica
fisura, estaba tupida por hierba y previamente una zarza molestaba bastante
para incorporarse, por lo demás la vía y la roca es muy buena y la escalada
exigente.
La vía está prácticamente equipada con parabolts inox, pero requiere de autoprotección en los últimos metros del tercer largo y le entra la sombra a partir de las 15:00/16:00, a tener en cuenta sobre todo en días de calor.
MATERIAL
UTILIZADO
Juego
completo de Totem
15
cintas (varias extensibles)
2
cuerdas de 60 m. (se puede hacer con cuerda simple de 80 m.)
El
pie de vía se localiza con un cordino a pocos metros del suelo.
Por
lo general la vía es exigente en su grado.
L1,
6b+/c. Los primeros
metros del largo son herbosos, al principio sobre roca firme evitando matojos,
pero la parte final de esta zona, para llegar al muro vertical son
especialmente delicados, pisando y agarrando prado, porque la roca
prácticamente desaparece detrás de los matojos, es poco agradable.
En
el muro se ven los restos de una posible R (2 parabolts sin chapa), poco mas
arriba una primera chapa que hay que chapar en largo para evitar en la medida
de lo posible los roces.
Una
vez incorporados en el muro, cambia todo, roca compacta y escalada técnica.
Unos metros fáciles con algo de vegetación para llegar a la marcada fisura en media luna. Se duda si se
escala por la fisura o por la placa, por la posición de las chapas. El primer
paso de la fisura es el más obligado, aleja… escalada técnica, pisando fino y
agarrando gotas de agua por encima de la fisura. Tras el primer paso apretón la
dificultad floja un poco. Los últimos metros para llegar a la R se ponen
verticales, pero hay canto. La R es prácticamente colgada, un poco incómoda.
L2,
7a. Largo difícil y muy
mantenido, cuando ya crees que has encadenado lo difícil… te queda lo peor…
jajaja
Roca excepcional en un muro vertical con pequeñas regletas que hay que ir localizando, apretando desde el primer momento con pasos finos sobre presa muy pequeña y pies en adherencia sobre pequeñas hueveras. A mitad de largo te da un ligero respiro, pero no te creas que ya has hecho lo difícil, aunque ya lo parece… la parte final es aun mas fina y difícil. No conseguimos encadenar, personalmente nos parece más grado.
L3, 6a+. Otro largo exigente y obligado. Los primeros metros protegidos con parabolts, pero que alejan, escalada fina y obligada. Antes de la fisura se llega a un canto bueno que esta tupido por vegetación y zarzas que estorban bastante en la progresión (seguramente que limpio de algo de canto y puedas pisar más cómodo).
Llegamos a la fisura, son unos 10 metros en autoprotección, los primeros metros de la fisura están tupidos de hierba, estorban, pero no impiden escalar con seguridad y proteger, hay que gestionar bien los seguros, dejar aire o llevar tallas repetidas. La escalada es agradable, empotres, filo con canto y cambios deposición para hacer buenos los cantos. En la parte final de la fisura, un árbol te vuelve a tocar los cojones, hay que superarlo por la izquierda, la R esta unos metros por encima.
La
vía es corta, pero es exigente, nos ha dejado cansados y con ganas de llegar al
Cares para darnos un baño y tomar una buena cerveza en el Hostal. También es
verdad que la tarde ha sido calurosa, y pese a que hemos escalado a la sombra
no ha sido agradable.
DESCENSO
En rápel por la propia vía en 3 rápeles.
Reponemos fuerzas en Arenas de Cabrales, al día siguiente nos espera una aventura que si que la tenía ganas, por fin voy a poder conocer una de las vías de Victor Sánchez en el Cares, en concreto Resiliencia en la Pared del Escaleru de Angobeyos.










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