Después de escalar el MidiD’Ossau por la ONO, nos fuimos a Ordesa, en parte por la meteo en el Midi, pero
a mí también me motivaba mucho escalar allí, que nunca había estado.
Elegimos otra clásica, la
Ravier al Tozal del Mallo, y después de la paliza y aventura del Midi, esta vía
me pareció gloria. Muy buena vía, con ambientazo, un grado “asequible”, pero
para no confiarse y sobretodo fácil de seguir por la gran cantidad de clavos
que te guían.
Según la escalas piensas en
la intuición y valentía de los aperturistas, porque la pared invita a ir por
cualquier lado y enmarronarte, pero los clavos que hay ahora que te guían, te
dan la vida.
La disfruté muchísimo,
porque además de la vía, el entorno en el que escalas y el descenso divertido y
rápido, hizo que fuera una jornada para recordar. Con ganas de volver a escalar
otra vez por allí.
El Tozal del Mallo está en
el Valle de Ordesa, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, con acceso
desde la localidad Oscense de Torla.
COMO
LLEGAR
Torla está en el norte de
Huesca a la orilla del Rio Ara, cerca de la confluencia de los valles de
Bujaruelo y Ordesa. Es la localidad de acceso principal al Parque Nacional de Ordesa
y Monteperdido
A la entrada de Torla, hay
un amplio aparcamiento.
El acceso al Parque Nacional
en ciertas fechas está limitado, y la única forma de acceso es través del autobús
que sale del centro de visitantes. En este enlace podéis ver las fechas y
horarios.
Este autobús te lleva hasta
el parking de la Pradera, desde que se inicia la aproximación al pie de vía.
APROXIMACIÓN
Para la aproximación hasta
el pie de vía seguiremos las indicaciones de la Fajeta del Tozal del Mallo.
Son unos 3 km y 700 m. de
desnivel.
Iniciamos la marcha desde La
Pradera, de noche, habíamos cogido el primer autobús a las 6:00 (esto si son
horarios montañeros y no el teleférico Fuente Dé). Al principio por la
carretera en dirección Torla. A la altura de la antigua Casa de información del
parque (Casa Olibán) nos desviamos a la derecha y nos adentramos por una senda
que asciende por el bosque de pinos, El pinar de Sigüerre.
La senda no tiene perdida y
nos lleva a un cruce de caminos en el Circo de la Carriata, ya fuera del pinar,
desde donde ya tenemos una buena visión del Tozal del Mallo. Seguiremos hacia
la izquierda, hacia la Fajeta del Tozal de Mallo. La senda se hace más pequeña
y menos marcada, pero con la referencia del Tozal, no hay perdida.
Veremos un espolón herboso
que cae desde la pared, sin cruzarlo, comenzaremos a ascender, sin senda, por
un terreno incomodo hasta un gran pino caído. Aquí comienza una trepada que no
es difícil, pero tampoco fácil y que una vez que la conoces la harías
desencordado. Pero que según llegas te hace dudar y se ve algún tramo muy
vertical, por lo que nosotros nos encordamos con una cuerda.
RAVIER.
6a+, 390 m.
La abrieron en1957 Jean
Ravier y M. Khan junto con otros escaladores franceses, en la que fue el primer
itinerario completo de la pared.
Son unos 390 metros de vía,
repartidos en 8 largos de escalada más la trepada inicial que nosotros hicimos
encordados.
La roca del Tozal del Mallo
es caliza, pero nada tiene que ver a la que escalamos la Cordillera Cantábrica.
Muy fracturada en grandes bloques, pero a la vez compacta.
El tipo de escalada es muy
diferente a lo que estoy acostumbrado, muy vertical y aérea, con pequeños
techos y desplomes, diedros, chimeneas y fisuras. Muy agradecida, con buen canto,
pero con un grado con el que a veces piensas... “joder con los quintos…”
En el recorrido nos encontraremos
con muchos clavos, que nos guían y nos dan la confianza suficiente para escalar
cómodamente, aunque también hay que autoprotegerse.
Todas las reuniones tienen
varios clavos, incluso parabolts en la R7.
Croquis extraido de www.lanochedelloro.es |
El pie de vía se identifica por
un gran pino caído, donde empieza la trepada.
L1
Trepada de 70 m. (IV) La trepada empieza por unas repisas
sencillas, pero para llegar al hombro sí que hay algún paso vertical, con muy
buen canto, pero que impresiona para hacer desencordado. Salimos en ensamble a
una terraza herbosa, y andando por senda llegamos de nuevo a la pared.
Este tramo es el menos
evidente de la vía, y aunque muy fácil, también es fácil embarcarse, continuamos
en ensamble hasta un punto donde montamos la R1, junto a un árbol. Tampoco
estoy seguro de que siguiéramos el itinerario e la vía por su sitio.
L2
(IV+, 50 m.) Es el menos atractivo de la vía. Hay
que buscar la referencia de la chimenea del L4, y con tendencia a la izquierda,
por fisuras y vegetación, Jorge llega hasta la R2, con varios clavos. Estamos
en el sitio, y a partir de aquí empieza lo bueno.
Estos dos largos aunque
fáciles, pueden ser problemáticos si no te orientas bien. Desde la R6 vimos una
cordada que se embarcó y se acabó bajando de la vía.
L3
(V, 30 m.) Aquí ya es todo roca y no hay vegetación, empezamos
a disfrutar de la escalada de Ordesa.
Diedros y fisuras siguiendo
clavos, en los últimos metros ya vemos la verticalidad y el ambiente que va a
tener el resto de la vía.
L4
(6b, 30 m.) Largo clave de la vía. Lo sacamos en
libre, no sin sudar tinta. No me pareció 6a ni de coña. Chimenea pulida en los
primeros metros, sin mucho donde agarrar.
Los primeros metros fáciles
hasta la base de la chimenea, donde hay un clavo para empezar la fiesta. En
oposición con la espalda a la izquierda y los pies a la derecha sobre un placa
pulida que no da confianza ninguna. Se te ponen las piernas al rojo vivo.
Intentando empotrar los puños en la fisura de la izquierda para ir ganando
altura poco a poco, vamos pasando clavos, pero no como para salir en Ao, como
habíamos visto en algún croquis.
A mitad de chimenea después de retorcerte
consigues agarrar algo con las manos y una vira en los pies te da un respiro a
las piernas. Desde aquí algo más sencillo para salir. Y para llegar a la R una
travesía aérea a la derecha.
L5
(6a+, 30 m.) Largo muy bueno y disfrutón, mucho más
fácil que el anterior, diferente.
Es un muro desplomado con
fisuras y techos que te va cargando el antebrazo. Está muy clavado, por lo que
es fácil seguir la línea y no tienes que pararte mucho a proteger, aunque algo
metes en algún aleje.
Ambientazo con el vacio
bajos los pies. La R también en travesía a la derecha en un gran bloque
encajado, no muy cómoda, colgado al aire.
L6
(V+, 50 m.) Sucesión de diedros fisuras y techitos,
en la tónica. Mucho ambiente. Y de nuevo travesía a la derecha para llegar a la
R.
L7
(V+/6a, 50 m.) En este largo hay que tener cuidado con
el guiado de las cuerdas, ya que vas en zigzag por la pared, pudiendo provocar
un roce que no te deje ni mover.
Salimos por la derecha por
un diedro para ir con tendencia a la izquierda a un fisura vertical. Al acabar
la fisura, hay unos clavos y un puente de roca, cuidado con no seguir de frente,
hay que hacer una travesía aérea a la derecha para colocarnos de nuevo encima
de la R. Volvemos hasta el diedro de la derecha y progresamos por él, con una
fisura ancha que no deja proteger. Entre el muro y la fisura vamos ganando
altura.
Saliendo de la fisura a la
derecha hay unos clavos, pero unos metros por encima hay una reunión de
parabolts colgada, no muy cómoda, pero muy segura.
L8
(V, 50 m.) Nos quedan dos largos de chimenea, si alargamos
unos metros el primero, montaremos reunión más cómoda en una repisa.
Escalada de chimenea en oposición y en X, con pasitos puntuales
apretones y varios clavos en el recorrido. Apuramos casi a tope de cuerda hasta
una repisa.
L9
(V, 30 m.) Otro largo de chimenea en X, se puede escalar por
la misma chimenea, o salirse un poco por la izquierda (creo que más fácil), con
varios clavos. En la salida de la vía, cuidado con las cuerdas y las piedras
sueltas para no titarselas al compañero.
Ya fuera de la vertical hay
un parabolt, que reforzamos para montar la R.
Al llegar arriba la vista se
abre en un paisaje espectacular con el valle de Ordesa y el Circo de Salarons y de la Carriata, con el
Pico Mondarruego (2.845 m.) y el Pico Salarons o Gallinero (2.746 m.)
DESCENSO
El descenso se hace andando
por las Clavijas de Salarons. Con 2 destrepes sobre clavijas, fáciles pero sin despistarse.
Para ellos primero iremos andando
hasta la cima del Tozal del (2.254 m.) Mallo, y por el filo, por una senda por pradera,
asombrados por las formaciones que los glaciares dejaron, con la forma de
península de este Tozal, seguimos la senda sin dificultad alguna hasta el circo
de Salarons.
Empieza aquí un primer descenso con un tramo de clavijas. Es muy fácil, pero no te puedes tropezar. Llegamos a una senda colgada pegada a la pared. Seguimos andando, sin perdida y poco después llagamos al cruce de sendas que pasamos por la mañana.
Desde aquí por el mismo
camino de la aproximación hasta el parking.
Una preciosa actividad, por
una muy buena vía que os recomendaría a todos. Espero volver pronto para conocer
otras vías como la Franco Española y otras paredes como la del Gallinero.
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